dc.description.abstract | La estimación rigurosa de las perdidas agregadas de los pequeños y los grandes desastres naturales para Colombia y México muestran con claridad el importante impacto que pueden tener dichos eventos sobre la actividad económica nacional, regional y local, lo que demanda mayores esfuerzos sobre los ya menguados presupuestos públicos y obliga a los hogares a cambiar abruptamente sus estrategias de consumo-ahorro-acumulación de activos. Nadie discute, en general, que los grandes y pequeños desastres reducen el ingreso y la riqueza de la sociedad en el corto plazo, sin embargo, los análisis son menos concluyentes a la hora de examinar los impactos en el mediano y largo plazo. Esta incertidumbre adicional sobre las consecuencias de los desastre naturales ha contribuido, sin duda, a que las políticas de atención y manejo del riesgo en este campo se haya subordinado frente a otros objetivos de la política económica. Un ejemplo, puede ayudar a precisar la idea. En todos los foros de discusión pública se repite ya como un lugar común que el impuesto más regresivo para los pobres es la inflación, en consecuencia se construye toda una infraestructura institucional para combatir dicho flagelo. Sin embargo, a pesar de que se conocen con cierta precisión los impactos de los desastres recurrentes sobre el vector de activos de las familias más pobres, en los foros públicos las cifras no se discuten y mucho menos se impulsan acciones dirigidas a resolver los problemas institucionales de los sistemas de gestión del riesgo. Un desastre es una ventana de oportunidad para los políticos, pero una vez sorteada la emergencia se desplaza el interés de los hacedores de política hacia otras emergencias. Un ejemplo interesante de esta literatura es el ejercicio contrafactual realizado por Eduardo Cavallo, et al, (2010). Estos autores muestran que al parecer los grandes desastres no tienen efectos permanentes significativos sobre el ingreso per cápita. Para ello proyectan las trayectorias del PIB per cápita después del evento catastrófico mostrando que el desempeño económico del país se deteriora ostensiblemente, si y solo si, ha sido acompañado por cambios políticos radicales, pero cuando se aíslan estos efectos, los grandes desastres son neutrales en el largo plazo. El mensaje es claro: el problema central para las autoridades no es tanto el choque natural, sino el control social y político para evitar cambios de régimen abruptos. Por supuesto, los experimentos contrafactuales son claramente artificiales, pues se requiere comparar dos historias diferentes, una de las cuales sencillamente no existió, es decir, no se puede falsear rigurosamente la hipótesis.Una revisión detallada de la literatura existente no ayuda mucho a dirimir el debate. La verdad, los resultados varían de acuerdo con las metodologías y los alcances de los estudios. Dependiendo de la muestra de países, de los sectores productivos, de los tipos de desastre y de los períodos elegidos se puede encontrar efectos negativos, positivos o nulos sobre el crecimiento económico de largo plazo. Por ejemplo, Loayza et al (2009) muestran que los efectos sobre el crecimiento económico dependen del tipo de desastre y del sector productivo. Los eventos climáticos afectan negativa-mente a la agricultura, mientras que los de desastres de origen geológico inciden sobre actividades industriales y de servicios. Del mismo modo, se encuentra que cuando los eventos son severos, su efecto es negativo, incidiendo más sobre los países en desarrollo. En general, los impactos permanentes de largo plazo sólo se logran identificar para países muy propensos a sufrir eventos extremos o de gran magnitud, en los otros casos los impactos se desvanecen con el tiempo. Como muy bien lo sintetiza Jaramillo (2009): las tres principales conclusiones que se pueden derivar de la literatura económica sobre desastres naturales son: primero, los desastres naturales sólo tienen efectos negativos sobre el crecimiento económico contemporáneo si ellos son económicamente significativos. Lo que esto significa es que la capacidad del desastre para afectar la economía no depende necesariamente del número de personas muertas y la suma de los daños, sino de la importancia de tales daños y pérdidas para la estructura económica del país. Segundo, los desastres naturales tienen un efecto negativo sobre el crecimiento en el año en el que ocurren, pero en los siguientes existe una tendencia hacia un mayor crecimiento debido al proceso de reconstrucción que usualmente toma lugar y da cuenta del efecto. Sin embargo, este efecto positivo puede ser contrarrestado por cosas tales como falta de acceso al crédito y un decrecimiento de la demanda agregada. Tercero, efectos de largo plazo, si existe alguno, depende de la calidad del proceso de reconstrucción y de la manera en la cual la reconstrucción afecta la vulnerabilidad a futuros desastres . Siguiendo de cerca la literatura internacional, en este trabajo se pretende examinar los efectos de los desastres sobre el crecimiento regional en Colombia y México. Aprovechando la existencia de indicadores robustos sobre desastres para los departamentos colombianos se pretende estimar modelos econométricos de crecimiento con el fin de cuantificar si la vulnerabilidad regional frente a los fenómenos peligrosos afecta su ingreso per cápita. En el caso de México se utiliza la información de desastres como lo sugiere la literatura a nivel internacional. De otro lado, se examina nuevamente los efectos intertemporales de los grandes desastres sobre la tasa de crecimiento del PIB utilizando modelos de series de tiempo con variables de intervención que permiten identificar los efectos de choques externos sobre el nivel y la tendencia de la serie. Esta metodología permite identificar si los efectos son transitorios o permanentes. Finalmente, también se busca aprovechar la estimación de la curvas hibridas de excedencia de perdida (ERN-AL 2011) que permiten integrar los costos de los grandes y los pequeños desastres recurrentes para México y Colombia con el fin de comparar las pérdidas con otros eventos negativos de carácter macroeconó-mico, como son los costos de la inflación, las crisis financieras, el desempleo y la violencia política. Este trabajo se divide en tres secciones. En la primera se presenta el marco conceptual para analizar los efectos de corto y largo plazo de los desastres. En la segunda sección se desarrolla el modelo econométrico de crecimiento económico y los modelos de intervención para examinar las hipótesis de trabajo. En la tercera sección se comparan los costos de los grandes y pequeños desastres con los costos de la inflación, del desempleo, de las crisis financieras y de la violencia política. En última sección se recopilan las principales conclusiones del análisis y se presentan algunas conjeturas sobre el carácter residual de la política pública de desastres en México y Colombia. Personas no familiarizadas con modelación pueden pasar directamente a la tercera sesión del presente trabajo. | |